Lactancia materna: una forma de medicina que no viene en pastillas
Podemos debatir sobre miles de estrategias preventivas en salud, pero hay una que lleva siglos practicándose, casi sin hacer ruido, y que ofrece beneficios que ni la industria farmacéutica más innovadora ha logrado igualar: La lactancia materna.
Aunque solemos asociarla con la nutrición del recién nacido, su impacto va mucho más allá. Lo que muchas personas desconocen es que amamantar también protege a la madre frente a varios tipos de cáncer. Y no es un dato menor, estamos hablando de evidencia médica sólida, respaldada por estudios y publicados en revistas científicas de referencia.
¿Qué ocurre en el cuerpo de una mujer que amamanta?
Durante la lactancia, el cuerpo de la madre experimenta una serie de cambios fisiológicos que actúan como un verdadero escudo biológico. Uno de los más relevantes tiene que ver con las hormonas: al producir leche, el organismo reduce la ovulación y, por lo tanto, la exposición prolongada a estrógenos.
¿Por qué importa esto? Porque los estrógenos pueden estar implicados en la aparición de varios tipos de cáncer, en particular el de mama y el de ovario.
Además, el tejido mamario atraviesa un proceso de renovación: se eliminan células que podrían tener alteraciones genéticas antes de que lleguen a convertirse en un problema, tal y como se detalla en el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences donde se identificó un complejo proteico en la leche humana, conocido como HAMLET (Human Alpha-lactalbumin Made Lethal to Tumor cells), que puede inducir la apoptosis en células tumorales sin afectar a las células sanas. Este hallazgo sugiere que la lactancia puede contribuir a la eliminación de células potencialmente cancerígenas en el tejido mamario. https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.97.8.4221.
Una revisión publicada en The Journal of Mammary Gland Biology and Neoplasia discute cómo la lactancia induce cambios epigenéticos, como por ejemplo, la metilación del ADN, que pueden proteger contra el desarrollo del cáncer. Además, se observa que la lactancia promueve la remodelación del tejido mamario, incluyendo la eliminación de células con daño en el ADN.https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20157770/
Dicho de forma simple: el cuerpo limpia y repara mientras nutre.
Por si fuera poco, al no ovular cada mes, los ovarios también “descansan”. Menos actividad celular, menos probabilidades de errores genéticos. Así de elemental, y así de potente.
¿Qué tipos de cáncer se ven afectados?
Las investigaciones más consistentes señalan tres tipos:
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Cáncer de mama: Según una revisión publicada en The Lancet, cada 12 meses de lactancia acumulada a lo largo de la vida reducen el riesgo en un 4,3%. https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(02)09454-0/abstract La cifra puede parecer modesta, pero sumada a otros factores, se vuelve significativa.
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Cáncer de ovario: En este estudio se evalúa el efecto de la lactancia en mujeres con mutaciones BRCA1 y BRCA2. Se encontró que la lactancia redujo el riesgo general de cáncer de ovario en un 22% en estas mujeres. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0090825821005904
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Cáncer de endometrio: Este estudio proporciona evidencia sólida de que la lactancia materna, especialmente cuando se prolonga, puede tener un efecto protector contra el cáncer de endometrio, además el análisis dosis-respuesta indicó que por cada mes adicional de lactancia, el riesgo de cáncer de endometrio disminuye en un 2% https://www.mdpi.com/2072-6643/7/7/5248
La variable tiempo: clave silenciosa
Amamantar dos semanas no tiene el mismo impacto que hacerlo durante seis meses o más. De hecho, los beneficios se acumulan con el tiempo. La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses, y su mantenimiento hasta los dos años o más si es posible https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/infant-and-young-child-feeding
El cuerpo no olvida. Cada mes de lactancia representa una reducción progresiva en ciertos riesgos, especialmente si se suman varios periodos a lo largo de la vida fértil de la mujer.
Y además… hay otros efectos
No todo gira en torno al cáncer. La lactancia también se asocia con:
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Una recuperación postparto más rápida: La lactancia estimula la liberación de oxitocina, lo que ayuda al útero a contraerse y volver a su tamaño pregestacional, reduciendo el sangrado postparto.
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Menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2: Las mujeres que amamantan tienen un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, posiblemente debido a mejoras en la homeostasis de la glucosa y la insulina.
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Reducción de enfermedades cardiovasculares: La lactancia se asocia con una disminución del riesgo de hipertensión, hiperlipidemia y enfermedades cardiovasculares en general.
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Ayuda natural en el manejo del peso corporal: La lactancia puede contribuir a una mayor pérdida de peso postparto y a una mejor regulación del metabolismo materno
Stuebe y Rich-Edwards analizaron estas ventajas en profundidad en un artículo publicado en Clinical Obstetrics and Gynecology https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2812877/
Una práctica ancestral con resultados clínicos
El acto de amamantar, tan cotidiano y tan íntimo, esconde un poder que muchos subestiman.
En tiempos en los que se promueven chequeos preventivos, tratamientos costosos y pruebas genéticas, quizás convenga recordar que hay gestos profundamente simples, como la lactancia, que hacen mucho por la salud, sin necesidad de receta ni co-pago.
Fomentarla, protegerla y acompañarla no debería ser una elección personal aislada, sino parte de una estrategia de salud pública seria.
Porque a veces, la medicina más eficaz no está en un fármaco, SINO EN LOS BRAZOS DE UNA MADRE!!
