"El conocimiento es saber que el fuego quema; la sabiduría es no meter la mano." – Anónimo

Publicado en

¿Por qué se recomienda precaución con la vitamina C durante la quimioterapia?

Vitamina C y quimioterapia: cuando un aliado natural se convierte en un invitado incómodo

¿Quién iba a decir que una vitamina tan reconocida y alabada como la vitamina C, esa misma que asociamos con las naranjas y limones, un sistema inmunológico fortalecido y una piel radiante, se pudiera llegar a transformar en un asunto tan controvertido cuando se la relaciona con la oncología?
A primera vista, suena paradójico: lo que nos protege del daño celular, de repente, podría complicar un tratamiento que depende justamente de causar daño celular. Es esta contradicción la que da da lugar a uno de los debates más controvertidos y menos clarificados de la ciencia médica moderna.

El papel de la vitamina C en el cuerpo: mucho más que un refuerzo para el resfriado

La vitamina C, o ácido ascórbico, es un nutriente hidrosoluble y esencial.

El cuerpo humano no puede sintetizarla ni almacenarla por mucho tiempo. Por eso dependemos de la dieta para mantener sus niveles dentro de márgenes saludables.
Su función principal es antioxidante: actúa como una especie de guardaespaldas molecular, cediendo electrones a los radicales libres, esas moléculas inestables que dañan el ADN, las proteínas y las membranas celulares, antes de que siembren el caos.

Pero eso no es todo, la vitamina C es vital para la síntesis de colágeno, la proteína más abundante del cuerpo, que actúa como un andamiaje para la piel, los vasos sanguíneos, los tendones y los huesos. Además, modula la función de leucocitos, incrementa la absorción de hierro no hemo y participa en la regeneración de otros antioxidantes como la vitamina E.
Carr y Maggini (2017) lo resumen bien en su revisión para Nutrients (https://doi.org/10.3390/nu9111211): sin vitamina C, literalmente nos desarmamos desde dentro.

Sin embargo, y esto es lo irónico del asunto, esa capacidad de blindaje antioxidante se vuelve un arma de doble filo cuando se combina con terapias que, precisamente, utilizan el estrés oxidativo como un misil teledirigido contra células malignas.

Quimioterapia: un ataque sin distinción

Hablemos claro: la quimioterapia no es un francotirador, es mas bien una bomba de racimo.
Su misión es frenar la proliferación de células cancerígenas, que se dividen más rápido de lo que uno alcanza a decir “mitosis”. El problema es que este tratamiento carece de la «fina» capacidad de distinguir entre células “malas” y “buenas” que comparten ese misma habilidad de replicación, por eso caen víctimas colaterales como los folículos pilosos, las mucosas gastrointestinales y la médula ósea, entre otros. De ahí la caída del cabello, las náuseas y la inmunosupresión que tanto temen los pacientes oncológicos.

Un mecanismo clave de muchos agentes quimioterapéuticos, como la doxorrubicina o el cisplatino, es la inducción de estrés oxidativo. Generan especies reactivas de oxígeno (ROS) que dañan estructuras celulares críticas hasta inducir apoptosis, o muerte celular programada. Marullo et al. (2013) explican claramente que “la exposición al cisplatino induce una respuesta de especies reactivas de oxígeno (ROS) dependiente de la mitocondria, que potencia significativamente el efecto citotóxico causado por el daño al ADN nuclear” (https://doi.org/10.1371/journal.pone.0081162)

Por eso resulta tan delicado el uso de antioxidantes de forma indiscriminada.

Antioxidantes y tratamientos oncológicos: ¿una pareja incompatible?

Sabemos, a todas luces, que la vitamina C neutraliza radicales libres, retrasa el envejecimiento celular y reduce la inflamación. Pero en el contexto oncológico, puede convertirse en una especie de guardaespaldas equivocado. Si bloquea la cascada oxidativa que necesita la quimioterapia para matar células tumorales, puede debilitar la efectividad del tratamiento.

Una revisión publicada por Lawenda, B. D. et al. (2008) en JNCI: Journal of the National Cancer Institute concluyen que, aunque los antioxidantes pueden reducir efectos secundarios, existe el riesgo de que también protejan a las células tumorales, disminuyendo la supervivencia global, por lo que deberían evitarse durante estos tratamientos. (https://doi.org/10.1093/jnci/djn148)

En otra  publicación de Verrax, J. et. al (2008) (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20021426/) se advierte que los antioxidantes pueden interferir con mecanismos terapéuticos que dependen de ROS para eliminar células cancerosas .
Aunque no todos los estudios son concluyentes, la evidencia apunta a que dosis muy altas, especialmente por vía intravenosa, pueden interferir con fármacos quimioterápicos como el cisplatino, la ciclofosfamida o el carboplatino.

¿Significa esto que hay que demonizar la vitamina C? No necesariamente. Significa que no se debe trivializar su uso como si fuera un caramelo inofensivo. Cada gramo tiene su potencial bioquímico, para bien y para mal.

Precauciones bien fundamentadas: entre mito y ciencia

1. Reducción de la eficacia del tratamiento

Cuando un paciente toma suplementos de vitamina C sin control, neutraliza los radicales libres generados por la quimioterapia. Esto podría frustrar el mecanismo apoptótico (=muerte celular) dirigido a las células tumorales.

2. Falta de consenso científico

La literatura es como un péndulo. Por un lado, existen estudios preliminares que sugieren que la vitamina C intravenosa, administrada en ambientes clínicos controlados, podría aliviar efectos secundarios como fatiga, pérdida de apetito o náuseas severas. Un ensayo piloto publicado por Ma et al. (2014) (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24500406/)  mostró mejoras en la calidad de vida de pacientes con cáncer de ovario. Por otro lado, otros ensayos clínicos apuntan que esa misma práctica, sin un control estricto, puede restar eficacia a la quimioterapia.

3. Suplementos y regulación laxa

A todo lo expuesto se suma otro elemento desfavorable: el mercado de suplementos nutricionales se mueve dentro de una normativa fragmentada y laxa. No todos los productos cumplen con estándares de calidad y pureza. Muchos contienen dosis muy superiores a las recomendadas (1000 mg o más por tableta, frente a los 75–90 mg/día recomendados para adultos sanos). Esto expone a los pacientes a riesgos inesperados, como desequilibrios en la farmacocinética de otros medicamentos.

Y aunque no podemos ni debemos obviar todo lo comentado anteriormente, tenemos que ser muy claros en este punto: a día de hoy, este es el nivel de evidencia de los estudios que hay relacionados con este tema:

Evidencia Detalles
🧫 In vitro Estudios con líneas celulares tumorales demuestran que la vitamina C puede proteger células cancerosas del daño por quimioterapia.
🐭 Modelos animales En ratones, dosis altas de vitamina C reducen parcialmente el efecto de fármacos como cisplatino, doxorrubicina o vincristina.
👥 Humanos Los ensayos clínicos son pequeños o con resultados contradictorios. No hay evidencia concluyente de interferencia, pero tampoco se puede descartar.

Factores individuales: la medicina no es talla única

Si algo enseña la oncología moderna es que cada paciente es un microcosmos único. El tipo de tumor, su localización, la carga genética, el estado nutricional de base y el esquema quimioterapéutico deben valorarse de forma integral y única. A modo de recordatorio, estos son algunos puntos críticos:

  • Tipo de cáncer y biología molecular: No todos los tumores responden igual a los antioxidantes.

  • Agente quimioterapéutico utilizado: Su dependencia del estrés oxidativo varía.

  • Estado basal de antioxidantes del paciente: Un déficit puede justificar una reposición moderada.

  • Vía de administración y dosis: No es igual un suplemento oral que una infusión intravenosa supervisada.

Una advertencia clara: consulta a tu especialista… siempre!!

No hay cabida para la automedicación en este terreno. Ningún suplemento, por “natural” que parezca, está exento de efectos adversos cuando se combina con quimioterapia. La recomendación de la mayoría de los especialistas es cristalina: antes de añadir vitamina C o cualquier otro antioxidante al tratamiento, hay que discutirlo SIEMPRE con el equipo médico. Un enfoque personalizado, basado en evidencia y ajustado a la condición clínica específica, es la única vía sensata.

Reflexión final: un escudo que, a veces, protege al enemigo

La vitamina C sigue siendo vital para la salud. Es un nutriente extraordinario, sin duda. Pero su aparente inocuidad se debe poner en duda cuando la relacionamos con el paciente oncológico.

RESUMIENDO

  • Sí hay base experimental robusta (in vitro y modelos animales) que respalda la hipótesis de que la vitamina C puede contrarrestar la acción pro-oxidante de la quimioterapia.
  • No hay evidencia clínica fuerte y consistente en humanos que confirme que suplementarse con vitamina C reduce la eficacia de la quimioterapia o la radioterapia de forma significativa.
  • Recomendación práctica (según consenso):
    Por principio de precaución, se desaconseja tomar antioxidantes (incluida la vitamina C en dosis altas) sin supervisión oncológica, ya que la vía oxidativa forma parte del mecanismo de acción de muchos quimioterápicos.

Así que, cuando surja la tentación de duplicar dosis de suplementos durante la quimioterapia, porque “más es mejor”, conviene recordar que, en biología, la dosis y el contexto lo son todo.

«El exceso de antioxidantes levanta murallas dentro del cuerpo… justo donde la quimioterapia necesita grietas»

Soy David Garduño Blanco, farmacéutico especialista en atención dermofarmacéutica del paciente oncológico y experto en inteligencia artificial.

A través de mis redes sociales, bajo el usuario @oncoceutico, comparto contenido educativo y motivacional, buscando crear una comunidad informada y empática en torno al cuidado dermocosmético del paciente oncológico y el mundo de la oncología.

Mi objetivo es seguir aprendiendo y compartiendo conocimientos que contribuyan a humanizar la atención farmacéutica y a mejorar el bienestar de quienes enfrentan el desafío del cáncer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *